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´El Gobierno no puede equivocarse otra vez´
No duda en afirmar que ´la Séptima Papeleta fue un momento único para la historia de Colombia”. Pero asegura que ello es irrepetible.
POR
ARGEMIRO
PIÑEROS MORENO
Aun cuando suene duro, lo dijo. Un 30 por ciento del territorio nacional no tiene presencia de la justicia, no hay Fiscalía o juzgados que solucionen las demandas de los ciudadanos. La afirmación es del señor Procurador General de la Nación, Fernando Carrillo Flórez, quien además le mandó un claro mensaje al Gobierno Duque si quiere hacer una reforma a la justicia que le sirva al país.
´El gobierno no puede equivocarse nuevamente para adelantar esa reforma, o va por el camino tradicional que es el de tocar muy levemente a las altas cortes, la organización judicial; o el otro camino que es bajar la cabeza y mirar lo que está pasando en la Colombia profunda, en la rural, que se quedó muchas veces sin autoridad, porque la guerrilla administraba justicia en buena parte del territorio nacional´, dijo en esta entrevista concedida a HOY DIARIO DEL MAGDALENA y la Agencia Colprensa.
En la reciente historia de Colombia, 1990 pasó como el año que logró superar a otro que marcó de forma violenta a Colombia. La razón es que en medio de esa desazón que había en 1989 con la muerte de varios candidatos presidenciales, entre ellos Luis Carlos Galán, el inicio de la década se abrió paso a un momento político muy especial, la convocatoria de una asamblea nacional constituyente.
Un proceso que arrancó con la famosa Séptima Papeleta, un voto más que se depositó a las urnas en las elecciones de marzo de ese año, pidiendo que fuera convocada una asamblea constituyente para renovar la vieja Constitución de 1886 y así incorporar una normatividad más moderna y garantista.
Uno de los protagonistas de este hecho fue el entonces líder estudiantil, Fernando Carrillo Flórez, quien hoy, 30 años después, recuerda cómo fue esa gesta que la recuerda el país, porque fue impulsada por jóvenes universitarios que se enfrentaron a la vieja clase política que no quería cambiar.
El procurador Carrillo habla en esta entrevista de lo que fue ese momento, de las luchas que tuvieron que dar y el posterior sueño hecho realidad cuando se votó por la Constituyente y la misma sesionó para gestar la Constitución de 1991.
¿Cómo fue qué Colombia llegó a la Séptima Papeleta, que terminó en la convocatoria de la Asamblea Nacional Constituyente?
La Séptima Papeleta fue un momento único y probablemente irrepetible para la historia de Colombia. Fue un momento en que la realidad política tocó fondo, tres magnicidios de candidatos presidenciales, una cantidad de jueces asesinados, como también policías, y una crisis institucional que no tenía salida, ese era el escenario.
Y apareció esta idea, que en un comienzo se le consideró quijotesca, pero que generó las consecuencia que todos sabemos, fue una bola de nieve. La Séptima Papeleta nace con una columna mía en el periódico El Tiempo, en febrero, en donde se habló de meter el papelito en el sobre como se votaba en esa época.
¿Cómo se logró en ese momento que no sólo fuera una idea de estudiantes de universidades privadas, sino que lo acogiera mucha gente?
En ese momento ya habíamos vivido por lo menos siete frustraciones con las reformas a la justicia y política, entre ellas la última que se dio en el gobierno de Virgilio Barco. Lo que primaba era entonces la desesperanza, y más porque en diciembre del 89 se cae esa reforma cuando los narcos pretendían meter la prohibición de la extradición y entonces quedamos en cero.
Nos sintonizamos con lo que la gente estaba pidiendo en las calles, una reforma profunda de las instituciones, para fortalecer las justicia, redireccionar el Estado y eso se convirtió en una iniciativa que arrancó en una columna en un periódico y que tuvo el gran respaldo de los medios de comunicación y de la noche a la mañana todos los grupos políticos, salvo algunos, estuvieron montados en el carro de la Constituyente. Hubo una sintonización de todas las fuerzas políticas con lo que se quería en la calle.
¿Cómo se logró entonces que la gente saliera a votar de forma masiva en medio de esa situación?
Porque en cierta manera la gente ya no tenía qué perder, entonces lo que la gente vio fue la luz al final del túnel, y así como lo tituló un periódico que “Por ahí puede ser la cosa”, eso nos dio el espaldarazo. La gente abría los periódicos y veía la séptima papeleta, la recortaba y entendía que eso tenía sentido.
¿Por qué se votó más de forma masiva por la séptima papeleta y no por la Constituyente?
Realmente la Séptima Papeleta se votó en tres partes: La primera, el 11 de marzo del 90, que fueron todos los jóvenes, con una votación informal. En segundo lugar fue el 27 de mayo, cuando por primera vez se vota con tarjetón electoral y se incorpora la pregunta en la papeleta para convocar la Asamblea Nacional Constituyente. Después ya vinieron los acuerdos políticos y la ‘bendición’ de la Corte Suprema y las elecciones para la asamblea.
La euforia fue bajando en éstos tres momentos electorales, sin embargo se logró convocar la asamblea y a partir del 4 de febrero de 1991 sesionó, terminando el 4 de julio.
¿En julio de 1991 ustedes, los promotores de la Séptima Papeleta, se sintieron satisfechos o les quedó alguna frustración?
La única página oscura de la constituyente fue el momento en que el narcotráfico trató de influir y logró que se prohibiera la extradición en la Constitución, eso yo lo voté en contra, yo era el presidente de la Comisión de Justicia. Eso luego se enmendó con una reforma constitucional.
¿Por qué Gabriel García Márquez no fue constituyente?
Nosotros los estudiantes quisimos que Gabo fuera nuestra cabeza de lista, pero vino de nuevo una andanada de violencia en 1990, entre ellos el secuestro de un grupo de periodistas, que dio luego paso al libro de Gabo ‘Noticia de un secuestro’. Ese hecho impide que el sea cabeza de lista de los estudiantes.
¿Por qué cree que la Séptima Papeleta hoy no se podría repetir? ¿El 21N pasado no estaba encaminado a eso?
Porque a diferencia de Chile, que ha tenido protestas sociales, nosotros sí tenemos una constitución progresista, tenemos los derechos incorporados en la Constitución, a diferencia de Chile, que tiene instituciones autoritarias que vienen desde la época de Pinochet. La Constitución Política colombiana fue el consenso político más importante del último siglo, más que el Frente Nacional, que excluyó a muchos sectores.
Qué razón tienen quienes estuvieron en las manifestaciones del 21 de noviembre, que hoy hay una sociedad a diferentes velocidades en la garantía de los derechos. Colombia sigue con regiones, en donde los derechos de la primera generación son fundamentales. Por ejemplo, que los líderes sociales los siguen matando, ahí el derecho a la vida no se protege. Por otro lado, derechos de segunda generación, los económicos y sociales, que son en este momento la nuez de lo que piden quienes salen a protestar en América Latina.
¿Cinco meses después de esas manifestaciones hoy sí hay algo que se haya logrado o fue un fracaso la Conversación Nacional propuesta por el gobierno?
Quedó en un reclamo que el gobierno tuvo que registrar, pero además quedó en una cantidad de nuevas ciudadanías que están sacando la cabeza en el país. Acá hubo una gran coincidencia entre grupos ciudadanos que les fue muy bien en las elecciones de octubre y que en noviembre trataron de salir a la calle. En ese momento se hundieron los extremos de izquierda y derecha, y eso es muy positivo. Estas nuevas ciudadanías van a seguir actuando en el escenario nacional y ojalá se articulen en esas protestas ciudadanas para que se traduzcan en garantía de derechos.
¿La reforma a la Justicia que anuncia el gobierno cómo la ve?
El gobierno no puede equivocarse nuevamente para adelantar esa reforma, o va por el camino tradicional que es el de tocar muy levemente a las altas cortes, la organización judicial; o el otro camino que es bajar la cabeza y mirar lo que está pasando en la Colombia profunda, en la rural, que se quedó muchas veces sin autoridad, porque la guerrilla administraba justicia en buena parte del territorio nacional. La justicia local no hay en buena parte del territorio por duro que eso suene, un 30 % del territorio no tiene presencia de la Fiscalía o juzgados que solucione las demandas de los ciudadanos./COLPRENSA.