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A pesar de la suma, el director de la Agencia Nacional de Defensa Jurídica del Estado, Camilo Gómez, en entrevista con EL COLOMBIANO, dijo que demandar evita que “la discusión empresarial pase a una discusión diplomática”.
Sin embargo, son pleitos que, de resolverse de manera positiva para las empresas, afectarían el presupuesto de la nación, pues las pretensiones representan alrededor del 5 % del PIB (a corte del tercer semestre de 2019).
Las peleas
Por esto, Eco Oro Minerals, Red Eagle Exploration y Galway Gold, de manera separada, demandaron a Colombia, considerando que la decisión afectaba sus intereses e incumplían el tratado de libre comercio con Canadá. En total, piden US$1.050 millones.
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Otra canadiense es Glencore que tiene dos procesos en contra de Colombia. La primera surgió de una sanción de la Contraloría a Glencore en 2015 por conseguir, de manera irregular, un otrosí para la explotación de una mina de carbón en el Cesar. Aunque su pretensión inicial era de US$767 millones, se redujo a US$19 millones. Colombia solicitó en diciembre la anulación.
Telecomunicaciones
También en tecnología, Neustar, la empresa que hasta el 7 de febrero administrará el dominio .co, demandó. Lo hizo después de que el Ministerio TIC decidiera no prorrogar este contrato. En total son US$350 millones.
Gas Natural Fenosa también acudió a los tribunales, ante la inminente crisis, interviniera Electricaribe en 2016. Ahora espera una retribución de US$1.547 millones.
Hasta Medellín llegan los pleitos. Los empresarios estadounidenses al frente de Meritage, el proyecto de lujo en Las Palmas, demandaron luego de que iniciara un proceso de extinción de dominio. Los inversionistas Angel Samuel Seda y otros piden US$350 millones.
La estrategia del Estado
“Falta articulación entre los organismos del Estado y si alguno incumple, incumple es el Estado”, dijo Tamayo. Y agregó que la tasa de litigios es alta, aunque Camilo Gómez dice que hay países con muchos más litigios como Argentina (61), Venezuela (48) y México (32).
Walter Arévalo, profesor de Derecho Internacional de la Universidad del Rosario, afirmó que uno de los principales problemas es que las distintas dependencias del Estado tienen estrategias diferentes.
“En la medida en que los estados ven que hay demandas y que eso es un instrumento, lo usan. Sería preferible no tener ninguna, pero los tratados de protección tienen este instrumento”, dice Camilo Gómez. Y remata afirmando que “nuestra prioridad es defender de la mejor manera los intereses de los colombianos”.