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En un verdadero calvario se convirtieron las vacaciones de una familia bogotana por la Costa Caribe. El jueves en la noche pretendían llegar a Cartagena, pero cerca de Nueva Granada, Magdalena, la camioneta en la que viajaban se pinchó y mientras sacaban el repuesto del baúl que iba atestado de maletas, fueron interceptados por tres hombres que armados los obligaron a meterse entre los matorrales de la zona.
“Una vez en el monte nos pidieron los celulares, las billeteras y nos dijeron que no miráramos hacia la carretera, que se iban a llevar la camioneta porque la necesitaban para una vuelta”, dijo una de las afectadas a quien por seguridad le protegemos la identidad.
Estiman que en el monte estuvieron unas tres horas hasta cuando dos hombres que los custodiaban les dijeron que “ya la vuelta se había hecho”, pero que debían esperar media hora más antes de que bajaran a la carretera. De hacerlo antes, según narran las víctimas, serían asesinadas.
A las 11:30 p.m. se atrevieron a salir del lugar y en medio de la oscuridad lograron llegar hasta la vía no sin antes atravesar una cerca alambrada que no recuerdan haberla cruzado cuando empezó su secuestro exprés. Intentaron, en vano, pedir auxilio a los carros que a esa hora circulaban por el lugar y solo hasta pasada la 1:00 a.m. del viernes lograron que el conductor de una camabaja los movilizara.
“Nos llevó hasta la estación de Policía de Nueva Granada, pero no llenamos ningún documento oficial. Solo hicimos un recorrido por donde ocurrió todo, pero no había nada. Entonces, una patrulla nos llevó hasta el peaje de El Difícil y negociaron con un conductor de un bus para que nos dejara en Plato”, contó la afectada que indicó que los sujetos se identificaron como «muchachos de las AUC».
A esa población llegaron aproximadamente a las 4:00 a.m. y lo único que encontraron fue un vendedor de tintos que les prestó su celular para llamar al cuadrante. Los policías llegaron y su ayuda consistió es buscarles una empresa de transporte para llevarlos hasta Cartagena, su destino final.
Aunque la familia insistió en la estación de Plato hacer el denuncio y que les tomaran una declaración les indicaron que era más efectivo instaurar ese recurso en Cartagena. Al llegar a la terminal de transportes de la capital de Bolívar, 10:00 a.m. del viernes, les dijeron que el denuncio se debía hacer por internet.
“Fuimos hasta una unidad policial que queda cerca del monumento de la India Catalina y de allá nos mandaron a la sede de la Sijín, que queda a unas 10 cuadras, pero nadie nos dio información, porque no había plataforma ni forma de poner la denuncia. Luego nos dijeron que fuéramos a la Fiscalía”, contó la víctima.
En eso se les fue el viernes. El sábado acudieron a la sede de la Fiscalía, pero los funcionarios del ente acusador los mandaban de una oficina a otra y no les prestaron la debida colaboración. Después de muchas vueltas de ires y venires, les dijeron que debían dar a conocer el caso ante la Policía.
“Queremos manifestar nuestro inconformismo con la Policía, con la Sijín y con la Fiscalía. No se sabe qué es más frustrante si estar cuatro horas con maleantes que te amenazan con armas o estar varios días intentando poner una denuncia. Es indignante y humillante nuestra situación”, concluyó.
Se espera que en las próximas horas haya un pronunciamiento de las autoridades frente a la negligencia denunciada por esta familia que sigue en Cartagena.
BOGOTÁ (Colprensa).