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El primer ministro británico, Boris Johnson, instó a los diputados a adoptar el acuerdo de Brexit de una vez por todas, temiendo que la votación del sábado, destinada a ser histórica, se vea aplazada agravando la incertidumbre a 12 días de la fecha fatídica.
Tras regresar triunfante de Bruselas con un nuevo acuerdo bajo el brazo que todos calificaban de imposible, Johnson debía someterlo a la aprobación de los diputados para poder sacar al país de la Unión Europea, como prometió el día 31.
Pero el voto que debía determinar la suerte del país, tras más de tres años de caos y división, se veía amenazado por una enmienda, impulsada por el diputado independiente Oliver Letwin, que de ser aprobada aplazaría la adopción del texto.
Obligaría además al gobierno a pedir una nueva prórroga del Brexit, inicialmente previsto para el pasado marzo y aplazado ya dos veces.
La política británica está paralizada por esta “única cuestión que la cámara parece incapaz de resolver”, afirmó Johnson ante los diputados, convocados en sábado por primera vez desde la guerra de las Malvinas en 1982. Y les instó a aprobar su acuerdo: un nuevo aplazamiento sería “inútil, costoso y destructivo”, lanzó.
Pero no todos los británicos están de acuerdo. Así, mientras los diputados debatían, decenas de miles de personas se manifestaban en el centro de Londres para reclamar un segundo referéndum que saque al país de la crisis en que lo sumió la consulta de 2016, cuando el Brexit se impuso por 52% de los votos.
“Creo que sabemos mucho más hoy que en el momento de aquel referéndum”, decía Suzanne O’Hallorin, una manifestante de 64 años. “Tenemos que votar ahora que conocemos las consecuencias”, agregaba mientras la multitud, llegada en autocares de todos los puntos del país, marchaba hacia el parlamento.
La enmienda de Letwin
La enmienda de Letwin, que será votada durante la tarde, propone que el acuerdo no sea adoptado hasta que se haya aprobado toda la legislación necesaria para implementarlo.
Su impulsor dice querer evitar así una treta de los más recalcitrantes eurófobos: teme que estos voten por el texto el sábado y contra la legislación en los próximos días, empujando al país a un catastrófico Brexit sin acuerdo a final de mes.
Sin embargo, esto amenazaba con causar más confusión. La iniciativa de Letwin provocaría “más incertidumbre y no menos”, lanzó una diputada.
Si la enmienda es aprobada, el gobierno podría seguir adelante con la votación del acuerdo pero, aunque obtuviese luz verde, su adopción quedaría suspendida y Johnson debería pedir un aplazamiento del Brexit al final del día.
Pero el texto también podría ser estrepitosamente rechazado, como ya pasó tres veces con el precedente acuerdo negociado por la anterior primera ministra, Theresa May, especialmente dada la oposición del pequeño partido norirlandés DUP, aliado clave del gobierno.
El no del DUP
El nuevo acuerdo retoma lo negociado por May pero modifica su punto más conflictivo: cómo evitar una frontera física entre la provincia británica de Irlanda del Norte y la República de Irlanda, país miembro de la UE, para preservar el frágil acuerdo de paz del Viernes Santo, que en 1998 puso fin a tres décadas de sangriento conflicto en la región entre unionistas protestantes y republicanos católicos.
El texto actual prevé una compleja solución técnica por la cual la provincia británica seguiría rigiéndose por algunas regulaciones del mercado único europeo y se mantendría de facto en una unión aduanera con la UE, aunque permanecería legalmente en la misma zona aduanera que el resto del Reino Unido.
Pero esto choca con la férrea oposición del DUP a que su territorio tenga un trato diferente del resto del país. “Debe ser un Brexit para todo el Reino Unido”, lanzó el diputado norirlandés Nigel Dodds.
Opuestos a cualquier tipo de Brexit, también votarán contra el gobierno los nacionalistas escoceses del SNP y los centristas del Partido Liberal-demócrata, cuya líder Jo Swinson afirmó que el acuerdo de Johnson “dañaría a la economía” británica.
Los diputados del Partido Laborista, principal fuerza de oposición, recibieron asimismo la consigna de rechazar el texto y apoyar la enmienda de Letwin. Pero algunos, procedentes de circunscripciones partidarias del Brexit, podrían apoyar al gobierno.
Johnson cuenta con que estos y algunos independientes lo respalden para acabar con años de crisis política y división social, sumando su apoyo al de todos -o casi- sus diputados conservadores, incluidos los partidarios de un Brexit duro.
Si el texto es rechazado, el país se hundirá más en el caos y arrastrará con él a una UE hastiada por un tema que ya ha dado por cerrado dos veces. Estaríamos “en una situación muy complicada”, reconoció el viernes el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.