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Turismo, cultura y desarrollo abren amplios horizontes en la procura de réditos socioeconómicos para franjas de población necesitadas de instrumentos que apuren su evolución económica y social que permitan mejorar su calidad de vida. El turismo como fenómeno socioeconómico, es medio para concretar activos en desarrollo y potencialidades en realidades visibles y cuantificables. La cultura en tanto, es grande activo y riqueza tangible e intangible de la que son propietarios indiscutibles sus actores y gestores. Son tales componentes trascendentes, al generar una nueva responsabilidad que obliga compromisos con el desarrollo social y económico.
Herramienta trascendental es el turismo, además de impulsor de desarrollo e interacción cultural. Instrumento de comunicación culturalmente polivalente, adaptable a perspectivas e intencionalidades con inmensas potencialidades en cuanto a proyección integral, razón para que Santa Marta se convierta en meca turística de connotación universal, debiéndose prestar especial atención a los elementos que determinan progresos: implementación de políticas integrales de gestión turística; entender la naturaleza como un todo sostenible; hacer de la actividad turística un medio cuya finalidad sea el desarrollo socioeconómico y la preservación del ambiente; dar prioridad a indicadores que posibiliten superar la pobreza; crear nuevas oportunidades de integración, progreso y desarrollo que mejoren las condiciones de vida, brinden mayores esperanzas y opciones de cambios positivos y de oportunidades evolutivas más allá de solamente bienes materiales.
Debe ser el turismo sostenible en muchas dimensiones, debiéndose crear parámetros y medidas que hagan posible la aplicación del concepto y comprenderlo en su dimensión ambiental, ecológica, económica, social, cultural y político institucional, al tiempo de hacerse fuerte en este campo, en el entendido que como industria es fuente vital de ingresos, hasta el punto que naciones enteras viven de su producido, de allí que importen gestiones de importancia que implican reconocer sus muchas perspectivas; y, considerar la base organizativa en la que se asienta atendiendo a la administración pública y el sector privado en sus justas proporciones para hacerlo relevante.
Importa en esto, asumir liderazgo, comprometerse, hacernos competitivos, comercialmente exitosos en contexto de explotación racional, lúdica, eficaz y sostenible. No se trata de crear para atraer, sino atraer partiendo de una propia realidad explicada e interpretada con el objetivo de lograr un rendimiento económico significativo. Es, en síntesis, rentabilizar en beneficio propio sin perder la visión que hoy la dimensión turística trasciende a nuevas perspectivas de negocio, implicando cambios, modelos estratégicos más sostenibles, tanto por un proceso regulatorio de las administraciones públicas, como por lamisma autorregulación que la industria debe asumir como consecuencia de las variaciones que experimente la demanda.
Cabe en esto realidades y reflexiones que lleven a propuestas de acción que concreten potencialidades turísticas y culturales como motores de desarrollo. Lacultura y el turismo en cuanto desarrollo es posible y eficaz en el marco de planificaciones globales sostenibles que tengan en cuenta el territorio y las dimensiones turismo-cultura, así como minimizar el riesgo que suponen proyectos experimentales en pequeños lugares y comunidades, que hipotecan lacredibilidad del desarrollo turístico y de los gestores del proyecto. Ninguna iniciativa de desarrollo es posible ni sostenible si no cuenta con un alto grado de participación de la población local en todas las partes del proceso. La implicación en la misma planificación y en la gestión final de productos y servicios esla garantía de una consecuencia positiva directa para la población y, por tanto, para su desarrollo socioeconómico.
rubenceballos56@gmail.com * Jurista