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El 11 de octubre de 2013, en una tarde soleada, calurosa y muy intensa, Radamel Falcao García tuvo la frialdad necesaria para marcar dos penales que igualaron el juego contra Chile y así darle la clasificación a la Selección Colombia de Fútbol de Mayores para la Copa Mundial de la FIFA Brasil-2014.
Ese día el ‘Tigre’ vivía su mejor momento deportivo, pues era considerado el mejor centro delantero del mundo, había protagonizado una millonaria transacción del Atlético de Madrid al Mónaco de Francia, venía de ser campeón de la Copa del Rey 2012-2013 en España, era el quinto mejor jugador del mundo, integró el 11 ideal del año para la FIFA y clasificó a Colombia a un Mundial tras 16 años de ausencia.
Terminó la Eliminatoria Suramericana Brasil-2014 con nueve goles, para ser tercero en esa tabla de artilleros que lideró el uruguayo Luis Suárez con 11 y lo siguió el argentino Lionel Messi con 10. Estaba en el momento cumbre de su carrera deportiva, con la firme ilusión de llegar al Mundial, el sueño de niño que se hacía realidad.
Sin embargo, el 22 de enero de 2014, jugando la Copa de Francia contra el Chassela y luego de marcar un gol, Soner Ertek le generó la tristeza más grande de su carrera deportiva, porque su rodilla izquierda sufrió una rotura del ligamento anterior cruzado que, a pesar de su intensa recuperación, le impidió cumplir el sueño por el que había trabajado: No jugó el Mundial de fútbol.
A partir de allí empezó el ‘calvario’ para Radamel, porque el Mundial que soñó y tuvo muy cerca, lo tuvo que ver por televisión. Una vez recuperado, dejó el pasado triste que lo atormentó en Mónaco para llegar al Mánchester United de Inglaterra, donde en la temporada 2014-2015 jugó 29 partidos y marcó cuatro goles, poco para un delantero de su categoría.
Para la siguiente temporada, la 2015-2016, el Chelsea le dio la oportunidad y todo fue peor, porque sólo jugó 12 partidos y nada más tuvo un festejo, tal vez fueron los momentos más difíciles de su carrera deportiva, vivencias que su esposa Lorelei Tarón plasmó de la siguiente manera en una canción: “Hoy, que el veneno de este frío invierno ha golpeado tan fuerte que temo, que no brille el sol”.
En 2014 sólo jugó tres partidos con la Selección, fueron amistosos y marcó un gol. En 2015 estuvo en cancha durante los cuatro partidos de la Copa América de Chile, pero no marco gol. Jugó dos más de Eliminatoria y tampoco festejó. El gol con la tricolor en 2015 lo encontró en juegos amistosos, cuatro en tres partidos, pero las sensaciones no eran buenas, reflejaban otra estrofa de la canción de Loreli: “el sol se tarda y el día no da su calor, la lluvia moja el latido de tu corazón”.
Sin mercado internacional, siendo denominado por ‘expertos’ del fútbol hasta como “un exfutbolista”, Radamel regresó a Mónaco. El club del Principado le abrió las puertas como si le debiera algo, porque cuando era grande allí lo perdió casi todo, así que a una puerta por la que había entrado como estrella, regresaba como uno más.
No obstante, el venezolano nacionalizado portugués, Leonardo Jardim, le dio toda la confianza a Falcao, le entregó el brazalete de capitán, lo puso como líder de un equipo que quería grandes cosas y empezó a sentir lo que luego Lorelei cantaría así: “que me atropellan todos los recuerdos, que me distraen, triunfos y victorias, me aferro a ti, decido creer, no me rendiré”.
Sus creencias cristianas evangélicas fueron determinantes en este proceso, porque volvió a creer, no se rindió y en la temporada 2016-2017 jugó 43 partidos con el Mónaco, marcó 30 goles y asistió seis veces a sus compañeros para celebrar, aunque siempre alguna molestia lo marginaba de la tricolor justo un par de días o semanas antes de los duelos decisivos. Vivía entre algodones.
Pero esa temporada no sólo anotó 30 goles, también se coronó campeón de la Liga con el Mónaco francés y llegó a la semifinal de la Liga de Campeones de Europa, perdiendo contra Juventus. El ‘Tigre’ de nuevo volvía a rugir, estaba en ascenso y ahora sólo tenía la cuenta pendiente con la tricolor.
El 5 de septiembre de 2017, un día histórico para el fútbol colombiano, porque se cumplían 24 años del 5-0 en Buenos Aires contra Argentina, el ‘Tigre’ volvió a rugir con la amarilla. Contra Brasil, cuando perdían 0-1 en el estadio Metropolitano, un centro de Santiago Arias encontró al goleador, al referente, al líder de esta generación, a Radamel Falcao García Zárate, quien de golpe de cabeza puso la igualdad que acercó a Colombia a la Copa Mundial de la FIFA Rusia-2018.
Un mes después, el jueves 5 de octubre, Falcao volvió a ser grande, porque anotó el gol que le do transitoriamente la clasificación a Colombia, pero los siguientes minutos fueron complejos para la tricolor porque generaron la derrota y así se forzó la clasificación hasta la última fecha en Perú.
Contra Perú en Lima, en el juego decisivo, el ‘Tigre’ no pudo festejar, pero celebró el gol de su amigo James como propio, porque cambiaron los papeles y le sirvió el gol como dupla de oro colombiana y así Falcao demostró que para Rusia-2018 se dará oficialmente el regreso del ‘Tigre’.
Tomado de Colprensa