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Con un misil, un sombrero y un toque de empeine, un explosivo Lionel Messi logró este martes para la bicampeona Argentina un agónico pase al Mundial de Rusia-2018.
«Messi no le debe el Mundial a Argentina; el fútbol le debe el Mundial a Messi», sentenció eufótico tras el 3-1 contra Ecuador el DT argentino, Jorge Sampaoli.
«Es el mejor jugador de la historia y yo realmente me emociono mucho (…) de poder estar, en un grupo, cerca de él», agregó Sampaoli, aliviado por una victoria que salvó a la albiceleste de una eliminación que hubiera sido un desastre nacional.
El partido, en las asfixiantes alturas del Olímpico Atahualpa de Quito (2.850 metros), empezó con un balde de hielo para la albiceleste, muy cuestionada en el largo camino a Rusia.
A los 38 segundos, el joven Romario Ibarra abrió el marcador para los andinos al cruzar un balón picado con la zurda tras una pared de cabeza con Roberto Ordóñez.
Pero rápidamente Messi, determinado a evitar que Argentina quedara fuera de un Mundial por primera vez desde México-1970, tomó las riendas y, desde su posición de 9, volteó el marcador en pocos minutos.
En el 11, trazó una pared con Ángel di María, que le dejó el balón en el área para que la ‘Pulga’ rematara a placer con el empeine.
A los 18, la estrella barcelonista le robó el balón al defensa Darío Aimar y, tras marcarse una fugaz diagonal protegiendo el esférico con su zurda, sacó un misil que entró por la derecha de la portería de Máximo Banguera.
En el 62 puso el broche de oro a su hazaña con una obra de arte. En una mezcla de garra e intución, ‘Leo’ se hizo con un pase perdido, y sin darles tiempo a los defensas ecuatorianos ni a parpadear se abrió como un correcaminos por la izquierda y deleitó al mundo con un sombrero desde el borde del área grande.
El DT Jorge Sampaoli sabía que sólo el ‘Messias’ podía salvar a Argentina, y organizó su juego para él, que con su hat-trick se convirtió en el máximo goleador de la historia de los clasificatorios sudamericanos junto al uruguayo Luis Suárez, ambos con 21.
Messi y 10 más
La albiceleste, con su ejército de estrellas que juegan en las mejores ligas europeas, saltó al césped con un 3-4-2-1, con Darío Benedetto en punta apoyado por Messi y Di María, una dupla letal para la defensa ecuatoriana.
Los volantes como Enzo Pérez y Lucas Biglia no dejaron durante el primer tiempo de romper las líneas con pases rasos a la ‘Pulga’, que se hartó de abrir juego, de trazar diagonales, de buscar al punta del Boca Juniors.
Messi en estado en puro, el de las grandes tardes con el Barça.
Robert Arboleda y Darío Aimar, los centrales de Ecuador, una joven escuadra que bajo la batuta del argentino Jorge Célico se renovó pensando en el Mundial de Catar-2022, se vieron completamente desbordados e incurrieron en numerosos errores.
A los 40 minutos, Célico, cuya selección estaba eliminada y no tenía nada más que ganar que el honor, buscó fortalecer el ataque cambiando al artillero Enner Valencia por el joven volante José Cevallos.
Pero de nada sirvió contra la férrea defensa del central del Barcelona Javier Mascherano: la mejor jugada de los ecuatorianos fue la del gol de Ibarra, y fuera de eso hubo poco más de los andinos.
Tras un frenético primer tiempo, el juego decayó en la segunda mitad, donde solo Messi, que nunca ha ganado un título con la selección absoluta, brilló con su gol de ensueño.
Con esta victoria, Argentina quedó tercera con 28 puntos, a 13 del líder Brasil y uno por encima de Colombia.
Con el pitido final llegó el alivio para la albiceleste, cuyos jugadores estallaron de alegría en el campo y en los vestuarios, y de los centenares de hinchas argentinos del Olímpico Atahualpa.
Marcelo Molina, un actor mendozino de 29 años que salió del estadio besando una camiseta de River Plate, estaba eufórico.
«Argentina tenía que demostrar que era Argentina y estamos en el Mundial. El triunfo es de Messi y de la gente que confió en Argentina», exclamó a la AFP.
AFP