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El británico de origen japonés Kazuo Ishiguro ha sido galardonado este jueves con el Premio Nobel de Literatura 2017. Una vez más, no han acertado las apuestas, que apuntaban hacia otros escritores como Murakami, Ngugi Wa Thiong’, Amos Oz o Margaret Atwood. Sin embargo, tras la polémica concesión del galardón a Bob Dylan en el 2016, este año el mundo literario ha acogido la noticia con sorpresa sí, pero feliz. Nadie duda que la de Ishiguro es una obra sólida, profunda y de lectura necesaria para entender nuestro presente. Como él mismo acaba de declarar: “Me sentiría especialmente emocionado si pudiera de algún modo contribuir a un cambio de crear una atmósfera más positiva en estos tiempos de incertidumbre”.
Conocer la trayectoria vital de Kazuo Ishiguro es entender las preocupaciones que atraviesan sus libros. Nacido el 8 de noviembre de 1954 en Nagasaki (Japón), se trasladó a los cinco años con su familia a Inglaterra. En su infancia aprendió a tocar el piano, lo que inspiraría quizá sus posteriores Nocturnos: cinco historias de música y crepúsculo (2009). Estudió literatura inglesa y filosofía en la Universidad de Kent. Después cursó un posgrado de escritura creativa en la Universidad de East Anglia. Su tesis de maestría se convirtió en 1982 en su primera novela, Pálida luz en las colinas, recibida con elogios por la crítica. Con ella, Ishiguro entra a formar parte, junto a Martin Amis, Ian McEwan Hanif Kureishi, Salman Rushdie o Julian Barnes, de la generación de novelistas que renovaron la narrativa británica en los años 80 de siglo pasado.
En contraste con sus compañeros de generación literaria, el reciente Nobel se destaca por su estilo conciso, minimalista. Muy japonés y muy británico. Bendita mezcla para explorar el claroscuro de la existencia humana. Ishiguro es un narrador comprometido, pero sin grandes manifestaciones públicas. Interviene cuando es preciso, con esa manera tan delicada que tienen los orientales. Pero, como ha declarado Sara Danius, secretaria de la Academia Sueca, “un escritor de una gran integridad. No mira hacia un lado, ha desarrollado un universo estético propio”.
Comenzó a escribir guiones para series de televisión y pequeños relatos. Después vinieron sus novelas, publicadas en español por la editorial Anagrama, que en Colombia es distribuida por el Grupo Penta. Si nos fijamos en algunos de los títulos con atención, Un artista del mundo flotante (An Artist of the Floating World, 1986), Los inconsolables (The Unconsoled, 1995), Cuando fuimos huérfanos (When We Were Orphans, 2000), entendemos que el jurado del Premio Nobel haya destacado su “gran fuerza emocional que han descubierto el abismo bajo nuestro ilusorio sentido de conexión con el mundo”. En sus historias hay poca trama, pocos personajes, pero grandes temas. Las preocupaciones de Ishiguro son estéticas y vitales, como las de todo buen escritor, en mi opinión: la belleza, el arte, la memoria, el tiempo, la realidad y la ficción, el sentido, el autoengaño, las crisis, la guerra y la postguerra, la orfandad, la inmigración, la identidad, los cambios de valores, lo que permanece tras la superficie…
Ese es precisamente el título de su obra más celebrada, Los restos del día (1989), que ganó el prestigioso premio Booker. Ishiguro nos cuenta la historia de un mayordomo de un aristócrata inglés, al morir éste, tiene ocasión de realizar un viaje de seis días durante el cual va haciendo balance de toda su vida. Una vida dominada por la diferencia de clases, por un sentido férreo del deber, por una emoción contenida que no se abre a la posibilidad del amor, por el autoengaño que sólo al final desenmascara a un señor filonazi. Gozo y amargura, luces y sombras al final del día. En 1993 fue llevada al cine por James Ivory, con un espléndido Anthony Hopkins de protagonista. También Nunca me abandones fue adaptada a la gran pantalla en 2010 e interpretada por Carey Mulligan, Keira Knightley y Andrew Garfield. Es una novela distópica sobre el tema de la clonación. En ella, el Premio Nobel incursiona en el terreno de la ciencia-ficción, género tan del gusto de los lectores y espectadores actuales, en especial los jóvenes.
Su última obra, El gigante enterrado, es una aventura fantástica ambientada en la Inglaterra medieval. Kazuo Ishiguro ha construido aquí una narración que indaga en cómo se relacionan la memoria y el olvido, el pasado, sus fantasmas y el presente, la fantasía y la realidad. Hay odio, sangre, traición, guerra, vejez, muerte, pero también amor, lealtad, infancia, vida, construcción de una patria, paz. Me parecen a mí temas estos muy colombianos, y muy universales. Por eso hay que leer a este escritor premiado con el Nobel de Literatura hoy.
*Asesora Bibliográfica
Biblioteca Octavio Arizmendi Posada