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Unas 20 mil personas asistían al Route 91 Harvey Festival para escuchar al cantante de música country Jason Aldean en la noche del domingo en la ciudad de Las Vegas, Estados Unidos, cuando un hombre desde un hotel les disparó a los asistentes con ráfagas de arma de fuego, convirtiendo un lugar de alegría en un campo de muerte y desolación. Se cuentan al menos 58 muertos y 527 heridos, entre los que hay varios de gravedad por lo que la cifra podría aumentar para consolidarse como la tragedia de este tipo con mayor número de víctimas en el territorio estadounidense en tiempos modernos.
Como en cada matanza que sucede en ese país esto reabre el debate sobre el uso de armas en poder de ciudadanos. La capacidad de hacer daño de una sola persona por cuenta de la posibilidad que tiene de acumular armamento de manera legal y sin control sobre la munición deja la puerta abierta para que esto se repita. Un ciudadano no tendría por qué tener tantas armas, como las que le encontraron a Stephen Paddock. No tiene ningún sentido. Las autoridades insisten en que se trata del trabajo de un lobo solitario, algo que no extraña en un país en el que ya son repetidos este tipo de hechos desde hace rato.
El presidente Donald Trump evadió referirse a esta polémica ley en su intervención en la que lamentó el suceso, ordenó izar la bandera de los Estados Unidos a media asta en los despachos públicos y anunció su visita a Las Vegas . La discusión se mantendrá entre quienes creen necesario un control estricto a este mercado y los que piensan que precisamente se debe dejar como está para poderse proteger de personas como Paddock. Y así se llevan años, mientras las muertes aumentan en eventos como estos.
Las Vegas es la ciudad más liberal del mundo, un lugar hecho para que el dinero haga de las suyas y sea el libre mercado el que rija las decisiones. Si en algún lugar son laxas las leyes para que los ciudadanos puedan hacerse a un arsenal sin mayores controles esto es en Nevada, según lo han destacado analistas. Lo liberal de un Estado no puede comprometer la seguridad de sus ciudadanos. Todo lo contrario, la posibilidad de que el Estado se entrometa lo menos posible en la vida de las personas debe servir precisamente para que este se concentre en lo que le corresponde, como es la seguridad de sus ciudadanos, por ejemplo.
Es necesario que la sociedad se dé cuenta de lo que esto representa para sus ciudadanos y reaccione. En el Congreso de los Estados Unidos parece casi imposible que avance una ley que se diseñe para cambiar lo que sucede hoy con las armas y el acceso a ellas. Precisamente por esto es que los grupos ciudadanos afectados y los convencidos de que es un error que los civiles porten armas de todo tipo deben unirse y aumentar la presión para que los políticos entiendan que es importante la vida de los ciudadanos estadounidenses y que al no restringir esta norma se está sentenciando a muerte a otras personas en las próximas matanzas que vendrán.
*Internacionalista