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Ante miles de partidarios en Caracas, Guaidó, reconocido como mandatario interino por más de 50 países, echó a andar la «operación libertad», una estrategia para articular a sus bases en pro de la caída de Maduro. AFP
El opositor Juan Guaidó puso en marcha ayer lo que promete será la escalada de presión definitiva para sacar del poder al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, durante movilizaciones en las que dos diputados fueron detenidos momentáneamente.
Ante miles de partidarios en Caracas, Guaidó, reconocido como mandatario interino por más de 50 países, echó a andar la «operación libertad», una estrategia para articular a sus bases en pro de la caída de Maduro.
«¡Aquí estamos, aquí vamos a seguir! ¡Todos a las calles, a la fase definitiva del cese de la usurpación!», arengó el jefe del Parlamento, de mayoría opositora, desde la plataforma de un camión.
Para ello, convocó a una nueva movilización el próximo miércoles destinada a multiplicar un voluntariado que -según dijo- se encargará de organizar y mantener viva la presión en la calle.
Comienza «la escalada de presión más grande que hemos visto en nuestra historia», sostuvo Guaidó, quien también invitó a los empleados públicos alLegislativo, este lunes, en su empeño para que dejen de apoyar a Maduro.
El opositor ha dicho que su ofensiva también incluye una marcha hacia el palacio presidencial de Miraflores, en fecha no establecida, pero no se ha vuelto a referir a este aspecto.
Miles de chavistas vestidos de rojo también se concentraron en varios puntos de Caracas para marchar hacia Miraflores y «ratificar el carácter anti-imperialista» del país.
«Juntos, en permanente movilización, sigamos defendiendo la paz y la independencia nacional. ¡No más injerencia!», tuiteó Maduro.
Las manifestaciones opositoras degeneraron en disturbios en Maracaibo (oeste), donde los diputados Renzo Prieto y Nora Bracho fueron detenidos momentáneamente por militares.
«La represión fue brutal, desde el helicóptero lanzaron bombas lacrimógenas, mandaron tanquetas de la Guardia y luego que los militares reprimieron llegaron los colectivos (civiles armados)», aseguró a la AFP la diputada Elimar Díaz.
El propio Guaidó quedó bajo amenaza de arresto, luego de que el pasado martes la oficialista Asamblea Constituyente lo despojara de su inmunidad y autorizara en enjuiciarlo por «usurpar» las funciones de Maduro.
Detener a Guaidó «sería un error muy grave, quizás el último del régimen» de Maduro, advirtió el viernes Elliott Abrams, representante especial de Estados Unidos para la crisis venezolana.
«La reacción, les aseguro, tenemos planes y será muy fuerte», añadió al canal NTN24.
El gobierno de Donald Trump no descarta un acción armada en el país con la mayor reserva petrolera; Guaidó, por su parte, considera pedir al Legislativo que autorice el ingreso de una misión militar extranjera.
Las marchas en Maracaibo se dirigían a las empresas estatales de servicios públicos, colapsados como en el resto del país por apagones que se suceden desde el 7 de marzo, afectando el suministro de agua.
«¡Estamos cansados pero tenemos que salir a la calle porque es la única manera de sacar a esta gente!», dijo a la AFP Verony Méndez, de 48 años.
Mientras Guaidó alienta la presión popular, Washington sigue asfixiando a Maduro, apoyado por las Fuerzas Armadas y quien desde el 28 de abril enfrentará un embargo petrolero.
La Casa Blanca sancionó a 34 embarcaciones de la estatal PDVSA y dos compañías que envían crudo venezolano a Cuba.
Además, por pedido de Estados Unidos, el Consejo de Seguridad de la ONU abordará el próximo miércoles la situación humanitaria venezolana.
En su contraofensiva, el chavismo también inhabilitó a Guaidó, a través de la Contraloría, para ejercer cargos públicos durante 15 años. El diputado desconoce esa medida y el levantamiento del fuero.
«El gobierno está jugando al desgaste de Guaidó», señaló a la AFP el analista Luis Salamanca.
CARACAS AFP