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De 47 municipios, en 25 los habitantes tienen acceso a agua sin niveles de riesgo, mientras que en el resto, según el Índice de Riesgo de Calidad de Agua, Irca, están en diferentes clasificaciones de no apta para el consumo humano.
Así como el agua es vida y un elemento fundamental para los seres humanos y animales, también, puede jugar en contra cuando no es tratada adecuadamente, pues cualquier alteración en los aspectos físicos, químicos y microbiológicos, generarían un riesgo en la salud.
Para la Organización de Naciones Unidas, el agua es un elemento esencial del desarrollo sostenible y resalta que los recursos hídricos y la gama de servicios que prestan, juegan un papel clave en la reducción de la pobreza, el crecimiento económico y la sostenibilidad ambiental, por ello el lema para este año es ‘No dejar a nadie atrás’, esto significa que “todo el mundo debe beneficiarse del progreso del desarrollo sostenible”. Una de las metas de aquí al 2030 a nivel mundial es garantizar la disponibilidad, la gestión del agua y el saneamiento para todos.
Teniendo en cuenta dicha premisa, la pregunta es cómo está el Tolima en calidad de agua a hoy.
Recientemente se conoció la séptima edición del Estudio Nacional del Agua 2018, por parte del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales, Ideam, informe que muestra una radiografía nacional sobre el estado y dinámica del preciado líquido.
Entre los temas abordados estuvo la corriente del río Magdalena, para ello se tuvo en cuenta la información recolectada a través de estaciones de monitoreo con mediciones para 2016. En general, la investigación mostraría un comportamiento de calidad regular.
En el informe se explica que las condiciones del agua del Magdalena después del río Carare, afluente ubicado en el municipio Puerto Parra en Santander, pasa a categoría mala “por alto contenido en sólidos”.
Mientras que en la estación ubicada en Girardot, la calificación pasa a ser muy mala, debido a los vertimientos de las aguas residuales domésticas que recibe a través del río Bogotá.
A su paso por Angostura en jurisdicción de Natagaima y por Purificación el Índice de Calidad de Agua, ICA, es de regular.
Otro análisis adelantado se relaciona con la presión sobre la calidad del agua, es decir, se revisan las cargas contaminantes puntuales generadas y las que son vertidas a los sistemas hídricos del país y de los municipios. A nivel nacional, el sector industrial es el mayor aportante de carga orgánica en las corrientes hídricas, le sigue el doméstico y por último el café.
Y en lo que corresponde al área hidrográfica del Magdalena – Cauca existe un Índice de Alteración Potencial de la Calidad del Agua, Iacal, muy alta en los ríos Coello y Totare.
CALIDAD PARA EL CONSUMO HUMANO EN MUNICIPIOS
De otra parte, para verificar el tipo de agua que llega a cada hogar se estableció la medición conocida como el Índice de Riesgo de Calidad de Agua, Irca, que según el Ministerio de Salud es una prueba mediante la cual se busca precisar el grado de riesgo de enfermedades relacionadas con el no cumplimiento de las características físicas, químicas, microbiológicas del agua para el consumo humano.
Esta es una evaluación que se hace a nivel municipal y distrital, y fue establecida en 2007 a través de la resolución 2115, allí se ordenan las características que se deben medir.
“Cada una de ellas tiene un puntaje de riesgo, sino se cumplen, se les va asignando una calificación que va generando un acumulado y de acuerdo a ello se dividen en niveles”, explicó el gerente de la Empresa de Acueducto, Alcantarillado y Aseo del Tolima, Edat, Jhon Jairo Sánchez Escobar.
La escala del Irca se clasifica en: Sin Riesgo (0 – 5), Riesgo Bajo (5,1 – 14), Medio (14,1 – 35); Alto (35,1 – 80) e Inviable sanitariamente (80.1 – 100).
“En sin riesgo es agua apta para el consumo y va subiendo, a partir del nivel de riesgo bajo se cataloga como agua no apta para consumo, pero se puede mejorar, si se logra optimizar la operación y la calidad de agua en la planta”, agregó.
Para definir la calificación se tienen en cuenta 22 factores; entre ellos el color aparente, la turbiedad, el pH, alcalinidad total, los sulfatos, hierro total, cloruros, nitritos, fluoruros, coniformes y escherichia coli (bacteria que se encuentra en el intestino del ser humano y de otros animales), entre otros.
La prueba se hace de forma semanal o mensual dependiendo del número de habitantes de cada municipio y se adelanta en unos puntos definidos por el Municipio y la Secretaría de Salud del Departamento, estos se ubican entre la planta de tratamiento, el casco urbano y en el último tramo de la red del acueducto.
“La Secretaría de Salud hace las visitas de inspección y tomas de muestras, las cuales se llevan al laboratorio de salud pública, se analizan y luego sacan el reporte”, precisó el funcionario.
Y agregó, que los principales responsables de garantizar la calidad de agua en las poblaciones son las Administraciones municipales junto a las empresas u oficinas de servicios públicos, teniendo en cuenta que el sector salud cumple la función de inspección y vigilancia, mientras que la Edat tiene la de prestar asesorías técnicas, que buscan el mejoramiento de ese índice con visitas e inversiones.
¿QUÉ PASA CON LOS INVIABLES?
El gerente de la Edat mencionó que se siguen teniendo dificultades con algunos municipios en los que ya se realizaron inversiones como es el caso de Planadas en donde no había planta de tratamiento, “era un proyecto que se venía ejecutando desde el 2015 a hoy ya está funcionando. La Alcaldía lo ejecutó con recursos del Plan Departamental de Aguas, PDA”.
Para el caso de la ‘Despensa agrícola’ la dificultad está en que la captación del agua se hace en una cascada, específicamente, en la caída para obtener una mayor presión, proceso que origina gran cantidad de sedimentos.
“Tenían un proyecto desde el 2011 y el Alcalde estructuró la ejecución de las obras necesarias para el tratamiento de agua en la bocatoma, y en la planta de tratamiento e instaló un desarenador, lo que permite dar agua tratada en este momento”.
Para el caso de Roncesvalles, se tenía contratado la ejecución del Plan Maestro de Acueducto por parte de Findeter, pero los estudios y diseños no funcionaron, razón por la cual esta semana se citará a comité directivo para ajustarlos.
Mientras que en Valle de San Juan, por orden del gobernador Óscar Barreto Quiroga se dio prioridad a la ejecución del Plan Maestro que asciende a los $6 mil 600 millones.
En lo que respecta a Ataco ya se tendrían listos los estudios y diseños, los cuales fueron financiados por la Edat, para iniciar el Plan Maestro y en Santa Isabel aunque ya se cuenta con la planta de tratamiento, el municipio no tiene con los recursos suficientes para la compra de insumos.
Y en Prado, según Sánchez Escobar, el Departamento invirtió pero se tendría problemas con la operatividad, mientras que en Piedras aún no se han hecho intervenciones.
“Hemos tratado de tener las inversiones claras dentro del PDA para poder minimizar el riesgo en lo que obedece al índice del Irca, el objetivo es tener un departamento sin riesgo, pero hemos encontrado que en algunos municipios hace falta operatividad, pues tienen las plantas pero no cuentan con el conocimiento”.
En ocasiones, otras de las situaciones que juegan en contra es que existe personal inexperto en el manejo de los acueductos, lo que contribuiría a que el Irca aumente.
UNA DIFICULTAD MÁS PARA VILLARRICA
Esta población ubicada al oriente del departamento con aproximadamente cinco mil 500 habitantes y con problemas por remoción en masa, durante los últimos tres años ha sido ubicada en el escalafón de agua no apta para el consumo humano.
El directivo de la Edat dijo que el hecho se debe a las condiciones del terreno, pues desde el 2013 se viene ejecutando un contrato relacionado con la construcción de un ataque de almacenamiento. “El predio no se había legalizado, hoy tenemos la voluntad del propietario para donarlo pero ni la Alcaldía o el Concejo, lo ha querido recibir para poder presentar una segunda reformulación”.
A esta situación se le sumó los resultados del estudio del Servicio Geológico Colombiano conocidos en 2017 en donde se precisa que la zona es de alto riesgo. “Nadie quiere autorizar, nadie quiere invertir, porque se tienen que hacer unas obras para mitigar ese riesgo que se ve latente ahí.
“Hecho que no se contemplaba en 2011 cuando se hizo el diseño, ni en 2016 y posterior ejecución, eso ha impedido que tengamos una planta de tratamiento para el municipio”, comentó el gerente.
Agregó, que aunque la comunidad está a la espera de un proceso de reubicación “que puede tardar muchos años, no sabemos cuántos, pero mientras tanto ¿la gente qué está haciendo?, tomando agua sin tratamiento”.
En cuanto a Icononzo, una de las poblaciones de donde surgen quejas de los habitantes por la turbiedad que muestra el agua, el gerente indicó que durante estos últimos tres años ha hablado en dos oportunidades con el alcalde Jorge García Orjuela, en las que el mandatario le manifestó que se quiere retirar del Plan Departamental de Agua.
En un panorama general, de 46 municipios que están bajo el seguimiento de la Edat, 24 cerraron el 2018 con un Irca sin riesgo, dejando a 22 en un nivel de alerta, por ello la pregunta, es hasta dónde va la responsabilidad del Departamento y en dónde empieza la de los entes territoriales.
“El Departamento hace un control y vigilancia de los acueductos del Tolima para saber la calidad del agua que se está suministrando, pues esto incide en que haya menos enfermedades y de alguna manera se arregla, para que estas entidades sean las encargadas de hacerle esa medición a los acueductos. El actor principal que debe velar porque se preste bien el servicio público es el municipio y la Edat coadyuva a mejorar esos indicadores”, precisó el gerente Jhon Jairo Sánchez Escobar.
IRCA 2018 EN EL TOLIMA SEGÚN LA EDAT
Inviable Sanitariamente: Villarrica (92.21), Valle de San Juan (83.13), Santa Isabel (87.43), Roncesvalles (80.30), Planadas (91.37), Cajamarca (91.55) y Ataco (88.53).
Riesgo Alto: Alpujarra (36.30) y Prado (47.78)
Riesgo Medio: Alvarado (16.54), Coyaima (24.68), Lérida (14.63), Piedras (18.94), Rovira (30) y Suárez (33.88)
Riesgo Bajo: Dolores (8.05), Flandes (7.11), Icononzo (7.05), Melgar (5.97), Palocabildo (5.10), Rioblanco (5.84) y Saldaña (8.09).
Sin Riesgo: Ambalema, Anzoátegui, Armero – Guayabal, Carmen de Apicalá, Casabianca, Chaparral, Coello, Cunday, Espinal, Falan, Fresno, Guamo, Herveo, Honda, Líbano, Mariquita, Murillo, Natagaima, Ortega, Purificación, San Antonio, San Luis, Venadillo y Villahermosa.
ACUEDUCTOS COMUNITARIOS LA DEBILIDAD DE IBAGUÉ
Para la Secretaría de Salud del Departamento, la calidad del agua en el Tolima se afecta por la deficiencia que hay en la operación de las plantas de tratamiento o porque en algunos municipios no cuentan con ellas, por lo que vigilan para que se construya, “porque realmente sin esta infraestructura es muy difícil que se pueda entregar un agua de buena calidad, más cuando con las condiciones del tiempo son tan variables”, dijo el coordinador de Saneamiento Básico del Departamento, Eduardo Lozano.
Agregó, que para el caso de Ibagué, el líquido distribuido por el Ibal está dentro de la calificación de sin riesgo, sin embargo, las dificultades estarían en los acueductos comunitarios pues “varios no tienen sistemas de tratamiento y por consiguiente entregan una calidad de agua que no es de la mejor calidad para los usuario”.
Entre las recomendaciones entregadas por el funcionario para reducir el riesgo que trae una baja calidad de agua desde los hogares, se debe dejar sedimentar el agua, luego la parte del líquido que queda en lo alto del recipiente se debe hervir entre 10 y 15 minutos, “es una forma práctica y económica de mejorar la calidad del agua para el consumo humano mientras se resuelve el problema a nivel colectivo de los acueductos”.
IBAGUÉ (EL NUEVO DÍA).