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Algunos importantes analistas económicos del país en sus comentarios en distintos medios de comunicación sobre la perspectiva del comportamiento del futuro de nuestra economía, difieren de la sensación que se vive en las ciudades y el campo. Según ellos, la economía colombiana crecerá en este año por encima de los niveles de los años anteriores. Otros son menos optimistas, ya que no solo hacen un balance del comportamiento económico, sino que tienen en cuenta aspectos diferentes como las reformas que se requieren en el ámbito tributario, en el orden público, la reforma migratoria necesaria por la llegada masiva de ciudadanos venezolanos o la impunidad y normas más severas de anticorrupción y el manejo adecuado de los recursos públicos por citar algunos. Así también la brecha que tenemos de desarrollo tecnológico, un elemento clave en el desarrollo empresarial y en el manejo de la cosa pública permitiendo alcanzar niveles de competitividad.
Importante también resulta una reforma que permita resultados pragmáticos en los fallos de justicia y que reafirme la acción y presencia del Estado en todo el territorio nacional, especialmente en aquellas zonas donde se han establecido los grupos al margen de la Ley, como es el caso de las zonas antes controladas por la guerrilla de las Farc que requieren además de presencia policial y militar, inversión social para que no las veamos como ahora ocurre que están nuevamente ocupada o quede bajo el dominio de fuerzas contrarias al Estado de derecho como lo son las disidencias de las Farc, la guerrilla del Eln o los antiguos grupos paramilitares que ahora llaman bacrim, narcotráfico, etc.
Porque hay que decir que a propósito del aumento del narcotráfico, éste ha alcanzado una cifra espeluznante en cultivos ilícitos, llegando a 240.000 hectáreas que lleva al tan nombrado debate de eliminación de cultivos a base de glifosato, lo que algunos señalan que de ser así se causaría un daño ambiental importante. Pero lo cierto es que no podemos seguir así.
Y comentando de otros aspectos como el de la JEP, hoy tiene un déficit fiscal de $5.991 millones. Erogaciones como 2.528 millones en gastos de representación y primas especies por 8.674 millones de pesos más bonificaciones por $16.682 millones son cifras que hay que revisar ya que son bastante grandes. Es cierto que, por la paz, el país debe jugársela, pero estos gastos no se justifican en un país con tantas necesidades y tanto por hacer.
Es muy importante que la gente entienda cuál es la importancia de una justicia transicional para el logro del interés supremo de la Paz y que se requiere de tiempo para poder ver los resultados. Pero ya ha trascurrido un periodo adecuado para que empecemos a conocerlos. Si solamente lo que se conocen son cifras como las mencionadas y pocos resultados, el rechazo de la opinión al sistema de JEP crecerá.
*ExComisionado de Paz