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Nigeria, el gigante petrolero de África, elige nuevo presidente
Nigeria, primera potencia petrolera de África y país más poblado del continente con 190 millones de habitantes, elegirá en muy reñidos comicios el 16 de febrero a su presidente, entre el jefe de Estado saliente Muhamadu Buhari, y el líder de la oposición, Atiku Abubakar, en una campaña enlutada por la muerte de 15 personas el martes en una avalancha humana tras un acto del primero.
El presidente saliente Buhari realizó el sábado pasado su principal acto de campaña en Lagos, la megalópolis económica del país, ante decenas de miles de personas.
En cambio, el partido de Abubakar, que tenía previsto una multitudinaria concentración en Abuja, tuvo que anularla. Abubakar acusó al presidente Buhari y a su formación de estar detrás de la prohibición de acceder al lugar previsto del acto, afirmación que rechazó el partido en el poder.
Durante un mes, Buhari, candidato del Congreso de los Progresistas (APC), y Abubakar, del Partido Popular Democrático (PDP), principal movimiento de oposición, recorrieron los 37 Estados que cuenta Nigeria, congregando a impresionantes cohortes de seguidores.
Al menos 15 personas murieron el martes en una estampida humana al finalizar un acto de Buhari, en un estadio de Port Harcourt (sureste), cuando la muchedumbre intentaba salir precipitadamente del recinto, informó este miércoles un hospital.
«Fueron llevados quince cadáveres (al Hospital universitario de Port Harcourt, estado de Rivers), tres hombres y doce mujeres», señaló el portavoz del hospital Kem-Daniel Elebiga.
«Doce sobrevivientes» han sido tratados o se encuentran, añadió.
Pero quienes asisten a esas gigantes manifestaciones pueden obtener algo de dinero, alimentos o «regalos» lanzados por los equipos de campaña a la muchedumbre, lo que relativiza su carácter multitudinario.
Nigeria se sumió en una recesión económica entre 2016 y 2017, poco después de la llegada de Buhari al poder, y hoy el crecimiento difícilmente se está recuperando.
Campeón de la extrema pobreza
El gigante de África es actualmente el país del mundo que tiene mayor número de personas que viven bajo el umbral de la extrema pobreza (87 millones), por delante de India, según el barómetro World Poverty Clock.
El tema económico centra así la campaña y el opositor Abubakar ha prometido en su lema que «Nigeria vuelva al trabajo» («Make Nigeria work again»).
Este exvicepresidente y próspero empresario defiende una política liberal para sacar a Nigeria del actual marasmo económico, tras el fuerte intervencionismo estatal de Buhari, incluso sobre el Banco central.
Pero Buhari se ha ubicado como un político cercano al pueblo, con su medida «Trader Moni», un sistema de microcrédito de 24 a 75 euros, USD 27-85) para dos millones de pequeños comerciantes en los mercados.
«Buhari se presenta como un hombre de Estado, progobierno, en un sistema de nacionalización de servicios, mientras que Abubakar se ubica como pro-‘business’, y quiere alentar el sector privado», indica Cheta Nwanze, analista del gabinete SBM Intelligence, en Lagos.
En Nigeria, país dividido entre un sur mayoritariamente cristiano y un norte con dominación musulmana, además de diversas comunidades, la elección de los candidatos está a menudo más basada en su región de origen o su religión que en sus ideas o programa.
Elección «muy disputada»
Pero este año, los dos principales candidatos son musulmanes y pertenecen a la misma comunidad Hausa, establecida en el norte del país.
Por ello «esta vez (…) no habrá sectarismo o tribalismo» en la elección, que será «muy reñida» y podría ser «ganada por Atiku», según Tanko Yakasi, expolítico de 93 años, y memoria viva de la Nigeria post-colonial.
Le queda una semana al gigante económico y demográfico para organizar una elección libre y democrática, en un país con muchos fallos en infraestructuras, acceso a electricidad o seguridad.
Regiones enteras, como el Noreste, devastada por una década de conflicto entre el ejercito y la insurrección yihadista de Boko Haram, son inaccesibles, y centenares de miles de desplazados no podrán sin duda acudir a las urnas.
E incluso para los demás la tarea se anuncia complicada.
El viernes la Comisión electoral nacional nigeriana (INEC) amplió el plazo para recoger las tarjetas de electores hasta el 11 de febrero, tras haber recibido una avalancha de quejas.
En los centros de recogida visitados por la AFP o en las redes sociales, miles de personas se indignaban porque no pudieron recoger sus tarjetas y se veían así privadas de su derecho de voto.
AFP