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«Soy enfermera y por mis pacientes exijo el ingreso de ayuda humanitaria», decía un cartel en la motocicleta de Francis Durán en Ureña, población venezolana fronteriza con Colombia, donde cientos pidieron este martes abrir paso a medicinas y alimentos de Estados Unidos.
«Hoy la situación es crítica, terrible, porque no tenemos nada. Ni guantes, ni gasas, ni medicamentos», comentó a la AFP Durán, de 34 años, enfermera del hospital de San Antonio.
Ureña es epicentro de la pugna por el ingreso de la ayuda humanitaria entre el gobierno de Nicolás Maduro y el opositor Juan Guaidó, jefe del Parlamento reconocido como presidente interino por medio centenar de países.
Allí se ubica el puente de Tienditas, que comunica a esa localidad con Cúcuta (Colombia) y fue bloqueado la semana pasada por militares venezolanos.
Maduro se niega a aceptar la asistencia enviada a Cúcuta a solicitud de Guaidó, por considerar que se trata de «un show» que desencadenaría una intervención militar de Washington.
Su adversario, en tanto, pide a la Fuerza Armada dejar pasar los cargamentos y este martes, frente a una multitudinaria manifestación en Caracas, fijó el 23 de febrero como fecha para que ingresen «sí o sí».
Vistiendo su uniforme de enfermera, unida a una caravana de motos que escoltaba la marcha opositora en Ureña, Francis expresó que la ayuda «es una necesidad», más allá del pulso por el poder en el país petrolero.
Relató como ejemplo que hace unos días una niña de 11 años debió ser trasladada de emergencia a Cúcuta por falta de sangre para una transfusión.
UREÑA AFP