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Seguro ha escuchado esta estrofa: Vamos pa’ la playa / pa’ curarte el alma /cierra la pantalla / abre la medalla. Hace parte de la canción Calma y lleva varias semanas sonando en todo el país. Su interprete y compositor es el puertorriqueño Pedro Capó.
El boricua de 38 años celebra que esta canción haya traspasado fronteras y le esté dando reconocimiento internacional. Calma le ha traído todo menos calma pero él está feliz. El artista, de gira en Centroamérica, visitará Colombia en febrero para promoción, EL COLOMBIANO habló con él.
Su canción es todo un éxito en el país…
“Estoy agradecido, feliz, es una bendición de los fans que han hecho esta canción parte de sus vidas, se ha vuelto una locura internacionalmente. Que bonito que suceda en este punto de mi vida y con una canción que representa bienestar y es una caricia, un paréntesis a la locura”.
Su abuelo fue Bobby Capó, su padre Bobby Capó hijo. ¿Qué tanto pesa hacer parte de esta dinastía?
“Cargo ese legado con orgullo y respeto y nunca ha sido algo de peso, más bien de inspiración. Mi abuelo era un hombre negro que vino de un pueblo de carretera de polvo y se dio a la tarea de llevar su música al mundo y representar a su país, eso lo llevo al planeta y sus canciones son inmortales, eso sirvió como inspiración y un recordatorio de que eso es lo que hacemos en casa y es parte de nuestro legado. Seguro muchos miran si Pedro está escudándose en su apellido o tiene lo suyo y en este momento me toca a mí demostrar si es legitimo o no, gracias a Dios me siento muy capaz y a través de los años he conseguido un sonido y un camino propio. Nunca ha sido algo de sentirme opacado bajo su sombra, siento que hay un tiempo que ha pasado, una generación de más. Mi padre si creo que lo sufrió un poco, llevar el nombre Bobby Capó hijo pudo haber sido muy fuerte en ese momento. Vivo agradecido de contar con una gota de ADN de ese maestro y haber sido criado en una familia tan musical”.
¿Cómo encontró su estilo?
“Me crié escuchando la música del abuelo, la de mi padre que me incluía en su proceso de composición. Escuché desde salsa vieja, hasta las baladas de los 80, también rock en español y alternativo, blues, rap y pop norteamericano. Lo que me ayudó a encontrar mi sonido fue tocar en la calle en los bares de Nueva York”.
Ha hecho carrera como compositor con temas para Ricky Martin (Disparo al corazón y la mordidita) por ejemplo. ¿Cómo maneja ese proceso?
“Es inspiración y transpiración. No podemos sentarnos en el sillón y esperar a que llegue ese rayo místico a traernos una canción. Hay que trabajar. Seguro habrá momentos que llegan de impacto y otros que son más diseñados. Cuando estoy escribiendo para otros artistas trato de meterme en esa piel y jugar a diseñar”.
Con la llegada del éxito ¿Cómo ha repartido el tiempo con su familia?
“Como los malabaristas, es una acto de magia y de balance. Siempre que tenga algún tiempo libre trato de aprovecharlos en casa, darle momentos de calidad a mis tres hijos y crear memorias bonitas para ellos. Al final del día la vida es balance para mí y para el que trabaja de 8 a 6 también, el tiempo es un lujo y nos toca balancear y posicionar nuestras prioridades acorde a esos tiempos”.
Lento y contento, de cara al viento es su lema…
“Me gusta así, suavecito que me canso. Hay que estar presente, eso es un reto de cada día. Con tanta información que recibimos en esta época tan mediática y con tantas redes sociales, a veces es importante detenernos, cerrar la pantalla como dice la canción, tomar un sorbo de aire y disfrutar cada instante, el pasado no está ni el futuro tampoco”.
El Colombiano