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El ‘Pacto por la equidad’ que ha planteado el presidente Duque como la hoja de ruta de su gobierno, debe cuidarse de no repetir la historia de los últimos 60 años donde las estrategias de los distintos gobiernos no han tenido éxito en disminuir las grandes desigualdades de la sociedad colombiana.
Todos los planes de desarrollo en Colombia en ese periodo han incluido en sus diagnósticos la preocupación por la situación de pobreza y por las grandes desigualdades de la sociedad colombiana. Con distintos enfoques sobre sus causas, mayor o menor énfasis y diferentes estrategias para combatirlas, todos se han planteado dentro de sus objetivos la disminución de las mismas.
Los resultados han sido mixtos: avances significativos en la reducción de la pobreza y el acceso a servicios básicos que han mejorado la calidad de vida de los pobres, pero retroceso en la desigualdad en la distribución del ingreso, medida por el índice Gini, que hoy está peor que en la década de los 80 del siglo pasado. El Gini de la riqueza de los hogares es 0,81 (tierra, propiedad raíz y activos financieros), peor que el del ingreso, lo que además genera rentas de capital que incrementan la desigualdad en los ingresos.
Las estrategias de los gobiernos anteriores resultaron insuficientes e ineficientes para reducir las desigualdades sociales. Insuficientes porque su énfasis fue en la ampliación de cobertura de servicios básicos y transferencias monetarias y porque ningún gobierno se ha preocupado por atacar, ni siquiera medir, una de las causas estructurales de esta desigualdad que es la concentración de la riqueza. Ineficientes porque el gran esfuerzo realizado en materia de gasto público habría logrado mejores resultados si se hubiera disminuido la desigualdad y si los frutos del crecimiento se hubieran distribuido de manera equitativa
Esta aparente contradicción en los resultados de las políticas sociales muestra las distintas dimensiones de la desigualdad social y la necesidad de políticas diferentes para reducir cada una de ellas.
Una es la desigualdad en el acceso a los bienes y servicios básicos que es la expresión de la pobreza; otra es la desigualdad en la distribución del ingreso que refleja cómo se reparten los frutos de la actividad económica, y una tercera es la desigualdad en la distribución de la riqueza, que depende de la acumulación originaria y los procesos de reproducción del capital.
En el recién publicado libro ‘La desigualdad en Colombia’, varios autores analizamos estas distintas dimensiones de la desigualdad, su evolución en Colombia y sus principales causas, y planteamos algunas propuestas para disminuirla.
Una de las tesis centrales que se discute en el libro es que una sociedad solo puede lograr mayor justicia social y avanzar en la construcción de la equidad de una manera eficaz, y sobre todo sostenible, con políticas que combatan estas tres dimensiones de la desigualdad social. Los nuevos retos de la robotización y la cuarta revolución industrial hacen más imperiosa esta perspectiva.
Las propuestas que se conocen del ‘Pacto por la equidad’ se centran de nuevo en lograr la igualdad de oportunidades, sobre todo mediante el acceso a servicios públicos de calidad. Objetivo importante que algo puede ayudar para mejorar la distribución del ingreso, pero que como todos los planes de gobiernos anteriores, deja de lado por completo el grave problema de la creciente concentración de la riqueza. Todavía es tiempo de corregir esa falencia.
*Economista