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Ante el salvaje y aleve ataque del ELN a las instalaciones de la Escuela de la Policía General Santander, donde asesinaron a 20 estudiantes, hemos escuchado voces pidiendo la unión, elevando plegarias por la paz, pero la mayoría lo hace en forma general, no concretan alrededor de quién y de qué debemos unirnos.
Yo creo que debemos unirnos todos los colombianos para rechazar estos actos inhumanos y de barbarie, pero esta unión debe tener como centro el respeto y el imperio de la Constitución y la ley por encima de cualquier interés, lo que nos debe llevar necesariamente a respaldar a las autoridades legalmente constituidas, encabezadas por el presidente Duque y su gobierno, así como el apoyo a las instituciones como el Ejercito, la Policía y todos los cuerpos armados que representan la autoridad del Estado y esa unión debe tener como requisito el rechazo a cualquier grupo u organización armada el margen de laley.
Un Estado no puede subsistir ni garantizar la vida, honra y bienes de sus administrados si no cuenta con el respaldo unánime de todos. La Constitución es el eje central de la organización del Estado y la justicia es el soporte de nuestra democracia, si esta se burla para favorecer delincuentes, nunca podremos vivir en paz, por ello lo más importante es que los colombianos entiendan que la aplicación de la Constitución y la Ley, no puede distinguir entre un delincuente que posa de guerrillero, con uno de cuello blanco o uno que la transgrede atracando, asesinando o robando, todos por igual son delincuentes y deben ser sujetos del castigo que los códigos dispone para aquellos que la vulneran.
Colombia está viviendo unos momentos cruciales y nuestra sociedad no se ha percatado de ello, el mal ejemplo implantado en el gobierno anterior de acomodar la Constitución y la ley, llámese fasttrack, regalo de curules, impunidad, JEP, desconocimiento del plebiscito, al capricho presidencial para lograr el acuerdo con las Farc y su premio nobel de paz, convenció a algunos que la Constitución es un comodín y no la norma de normas que debe estar por encima de todo y de todos.
La justicia es la base de la democracia y cuando ella se quiebra, los principios de una sociedad se derrumban, todos hablan de la corrupción y nadie dice la verdad, esta ha crecido porque hay impunidad y muchos servidores públicos y particulares, ya no le temen a los procesos penales, en razón a que saben que terminan absueltos, o cumpliendo penas en las cárceles muy cortas porque nuestra legislación penal, es lapsa y permisiva. Lo mismo está ocurriendo con los grupos armados ilegales, todos quieren procesos de paz, pero con impunidad y prebendas como las obtuvo las Farc y por eso presionan al gobierno cometiendo actos irracionales como el que hemos mencionado.
No es un momento fácil para el país, por eso debemos unirnos todos alrededor de la constitución, la ley y respaldar al gobierno legítimamente elegido, respetar los mandatos populares y no creer en cuentos ni de izquierda o de derecha y mucho menos atender siempre lo que digan los medios, donde se esconden muchos intereses, que los llevan en algunos casos a ser subjetivos y nada objetivos, como lo mandan los principios del ejercicio del periodismo.
Nadie discute que la paz es un bien supremo, pero igual, la misma paz requiere normas y preceptos que deben regir la sociedad para que esta se mantenga y se respete por todos.
*Catedrático universitario