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Colombia pasa por uno de esos momentos en que los países o toman decisiones que los proyecten hacia el futuro o se entierran en el barro de la inmoralidad (corrupción) o se entregan en manos de dirigentes que aparecen como salvadores y lo que hacen es desintegrar la sociedad, caso Venezuela.
Es verdad que la Constitución del 91 trajo figuras jurídicas importantes, que han jugado un papel preponderante dentro de nuestra sociedad, pero que con el correr del tiempo han sido prostituidas por la clase dirigente nacional, regional y local que actúan dentro de las tres ramas del poder público, porque no hay que achacarle la culpa de todo solo a los políticos, (congresistas), sino que existen responsables en la Rama Judicial y en el Ejecutivo, tal como lo estamos viviendo en la actualidad.
Una constituyente, serviría para terminar con la circunscripción nacional para elegir senadores, esta ha generado corruptela en los partidos con la feria y venta de avales, encareció los debates electorales y propició la corrupción en la administración pública. Igualmente acabó con la descentralización, pues los departamentos del interior son los más poblados y los que eligen más senadores, concentrando el poder en Bogotá, que reparte la mermelada a los congresistas de provincia, los utiliza y después los desecha por corruptos, cuando la centralización es la que propicia la corruptela con el reparto de los dineros públicos.
Hay que terminar con la facultad de elegir, que hoy tiene las cortes, esto ha permitido la politización del poder judicial y la descomposición se apoderó del ejercicio judicial, con muy honrosas excepciones, los jueces son para decidir en derecho y no para participar de la vida política del país.
La tutela tiene que ser reglamentada, esta figura jurídica tan importante en la defensa de los derechos fundamentales, ha sido desvirtuada por abogados, pobladores y jueces y se utiliza para lo bueno y lo malo. No nos digamos mentira, la tutela requiere una reglamentación estricta y la creación de jueces de tutela que fallen en derecho y con pleno conocimiento de lo que hacen.
Es imperativo que el constituyente primario, establezca sin dilación por parte de los jueces, el cumplimiento de los términos judiciales, bajo la premisa de que el que no los cumpla, incurriría en causal de mala conducta y destitución inmediata, esta es la verdadera reforma judicial que le garantizaría a los colombianos una pronta, eficaz y eficiente justicia, que es que lo que hoy, todo el mundo reclama.
Se deben crear magistrados y jueces de descongestión elegidos por un periodo fijo mínimo de cuatro años, para que en ese tiempo, decidan los procesos que actualmente cursan en los tribunales y juzgados, dejando los despachos actuales, para que atiendan los negocios nuevos bajo imperio del cumplimiento de los términos judiciales que determinen los códigos so pena de incurrir en falta grave con el incumplimiento de los mismos.
Hay que endurecer el régimen de inhabilidades políticas para acabar con las dinastías familiares, lo mismo que establecer unas incompatibilidades para los servidores públicos más severas, incrementar las penas para los delitos contra la administración pública y hacer una cirugía profunda a los organismos de control, que hoy en algunos casos, son fuente de corrupción.
Son muchos los temas que requiere Colombia y que la clase política enquistada en el congreso, no se atreve a tocar, por eso se necesita una constituyente seria, imparcial, sin politiquería y con una reglamentación estricta para hacer realidad la verdadera reforma que requiere el Estado colombiano.
*Catedrático universitario