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¿Una larga transición posbrexit? May, fustigada por propios y ajenos en Londres
La primera ministra británica Theresa May, enfrentaba el jueves una creciente oposición en Londres a la idea de prolongar el período de transición tras el Brexit, acentuando el peligro de que al final la salida de la UE se haga sin acuerdo.
«Traición», gritó el líder del partido antieuropeo UKIP Gerard Batten.
John McDonnell del opositor Partido Laborista advirtió: «No participaremos en ninguna forma de subterfugio dilatador».
«Es retrasar, un poco más, la caída al abismo», fustigó Tom Brake del centrista Partido Liberaldemócrata, que milita por la organización de un segundo referéndum, una opción que el sábado debería reunir a decenas de miles de partidarios en una gran manifestación en Londres.
Pero el ataque más duro le llegó a May desde las filas de su propio Partido Conservador.
«La instamos a que deje claro que no vinculará al Reino Unido con el purgatorio de la membresía perpetua a la unión aduanera de la UE», escribieron en The Telegraph seis diputados conservadores encabezados por el excanciller Boris Johnson y el exministro del Brexit David Davis, que dimitieron en julio por sus discrepancias con May.
Los británicos no perdonarían que las potenciales ventajas del Brexit sean «sacrificadas debido al acoso de la UE y la desesperación del gobierno por lograr un acuerdo», afirmaron.
Cualquier acuerdo alcanzado entre Londres y Bruselas debe ser ratificado por el parlamento británico, donde bastaría que unos pocos conservadores rebeldes votasen con la oposición para que el proyecto de May fuese rechazado.
El país debe abandonar la UE el 29 de marzo a las 23h00 GMT con o sin acuerdo, pero en este segundo caso no habría tampoco periodo de transición lo que desembocaría en una situación caótica de consecuencias imprevisibles.
La primera ministra, cuyo liderazgo está en entredicho desde que perdió la mayoría absoluta en las elecciones anticipadas de 2017, «está perdiendo ahora la confianza de colegas de todas las opiniones», resumió en la radio BBC el diputado conservador Nick Boles.
«Ha llegado la hora de dar un paso al lado y dejar a alguien que sepa negociar», tuiteó otra conservadora, Nadine Dorris.
«CONTRAGOLPE POLÍTICO»
Los euroescépticos argumentan que prolongar la transitoriedad, inicialmente prevista hasta finales de 2020, significaría seguir pagando la contribución anual de 10.000 millones de libras a Bruselas.
Esta se sumaría a la factura de divorcio de 39.000 millones de libras (51.000 millones de dólares, 44.000 millones de euros) que Londres ya se comprometió a pagar.
También implicaría mantener las fronteras de Reino Unido abiertas a los europeos, cuando el control de la inmigración fue uno de los argumentos centrales del campo probrexit en el referéndum de 2016, en que 52% de los británicos votó por dejar la UE.
La propuesta de ampliar la transitoriedad busca salvar el principal escollo en las negociaciones: la frontera irlandesa.
Londres y Bruselas están de acuerdo en no reinstaurar una frontera dura entre Irlanda y la provincia británica de Irlanda del Norte para no amenazar el frágil acuerdo de paz. Pero eso podría conllevar controles aduaneros entre Gran Bretaña y su provincia irlandesa, a lo que Londres se niega.
Ampliar el periodo de transición permitiría a May mantener el statu quo hasta negociar un gran acuerdo de libre comercio con la UE que evitase las barreras aduaneras, solventando el rompecabezas de la frontera irlandesa.
Y subrayó que si tal acuerdo se alcanza rápidamente, algo altamente improbable, no sería siquiera necesario utilizar la prolongación.
«May lanzó un globo sonda al afirmar que está abierta a una extensión, pero proponiendo que sea una opción de último recurso y por pocos meses, demostrando su preocupación por el contragolpe político», afirma Danielle Haralambous, analista de Economist Intelligence Unit.
Y agrega: «También tiene interés en que todo el proceso del Brexit haya terminado mucho antes de las elecciones» legislativas de mayo de 2022, que a los conservadores les costaría mucho ganar si el país sigue sometido a las reglas de la UE.
Durante el periodo de transición, Reino Unido debe continuar rigiéndose por las reglas europeas pero sin poder participar en las decisiones del bloque ni negociar los grandes acuerdos comerciales con terceros países que tanto anhela.
Londres, Reino Unido | AFP |