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El embajador de Colombia en EE.UU., Francisco Santos,consideró que «todas las opciones» deben estar sobre la mesa para lidiar con la crisis en Venezuela y abogó por una «respuesta colectiva» que incluya el derrocamiento del presidente venezolano, Nicolás Maduro.
En su primer acto como embajador de Colombia en EE.UU., Santos abogó por una respuesta «colectiva» a la crisis en Venezuela, defendió la necesidad de continuar con la presión económica y estratégica contra el Gobierno de Maduro, pero no aclaró si Colombia respaldaría una operación militar por parte de varios países.
«Necesitamos un compromiso inmediato y colectivo. Ha habido voces que han apostado por una operación militar unilateral, pero pensamos que tiene que haber una respuesta colectiva a esta crisis. Pensamos y, déjeme ser muy claro en esto, que todas las opciones deben ser consideradas», afirmó Santos.
A continuación, el diplomático respaldó la visión del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, quien repetidamente ha ligado la crisis económica y humanitaria que vive Venezuela a la falta de garantías democráticas que ofrece su Ejecutivo.
«Es muy ingenuo pensar hoy que la solución ocurrirá sin un cambio de régimen. Déjenme ser muy claro, esa es la razón por la que Colombia comparte la visión del secretario general Almagro», explicó Santos, quién subrayó: «Nuestro objetivo común, nuestra prioridad, es restaurar la democracia en Venezuela».
Colombia forma parte del Grupo de Lima, compuesto por una docena de países latinoamericanos que considera roto el orden democrático en Venezuela.
El viernes, en Colombia, Almagro dijo que no se podía descartar una intervención castrense contra el Gobierno de Maduro, aunque posteriormente ha dicho que sus palabras fueron malinterpretadas y que su objetivo es detener la violencia dentro del marco del sistema de derecho internacional público.
El responsable de la OEA ha hecho referencia al concepto de la «responsabilidad de proteger», una idea con la que se comprometieron todos los miembros de las Naciones Unidas en 2005 para actuar cuando fuera necesario prevenir genocidios, crímenes de guerra, limpieza étnica y delitos de lesa humanidad.
Tras las declaraciones del viernes de Almagro, el Grupo de Lima manifestó su rechazo a cualquier intervención militar en Venezuela, pero Colombia no firmó esa declaración porque no hubo una «coincidencia total» en sus términos, explicó entonces la Cancillería colombiana.