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El próximo lunes 20 de agosto es un día importante en Venezuela que se ha declarado feriado. Lo que no quiere decir que vaya a ser fructífero. Mañana comienza en el vecino país el desmonte del subsidio al precio de la gasolina y una gigantesca recomposición monetaria.
El desmonte al subsidio del precio de la gasolina comienza con un disparatado sistema según el cual quien esté dotado del “carnet de la patria” -que acredita su fidelidad al régimen- podrá seguir comprando la gasolina para su vehículo a precios casi de regalo. Por el contrario, quien no cuente con este precioso carnet, tendrá que pagar un precio de los combustibles que se irá acercando al valor del mercado.
Esto del “carnet de la patria” está en la línea del juramento de fidelidad a Maduro que hace poco se le exigió a toda la oficialidad venezolana. Y no puede ser más traído de los cabellos. Distribuir entre la ciudadanía la gasolina, en función de su solidaridad con el régimen, además de ser una chocante ingenuidad, va a enredar una vez más el desmonte del subsidio al precio de los combustibles en un país donde vale más un vaso de agua que un litro de gasolina.
Las últimas cifras que se han publicado dicen que la producción de crudo en el que es quizás el país más rico del mundo en hidrocarburos, apenas llega a 1.3 millones de barriles por día. Es el fruto de la incuria y del descuido en que han caído las inversiones estratégicas de Pdvsa. A este paso – y de continuarse la tendencia- no sería extraño que la producción colombiana de crudo alcanzara a la venezolana en poco tiempo. Lo cual, de por sí, dice ya mucho del caos en que ha caído la producción en ese país.
Mañana también comienza en Venezuela la gran reforma monetaria que viene siendo anunciada a los cuatro vientos. ¿En qué consiste? Ante la hiperinflación que está devorando a un ritmo de 1 millón por ciento este año la precaria capacidad adquisitiva de los venezolanos, el bolívar amanece el 20 de agosto con 5 ceros menos. Y se inaugura la época de una especie de bimetalismo donde se supone que convivirá el bolívar tradicional (ahora con 5 ceros menos) con el “bolívar soberano” que, según se anuncia, estará anclado a la criptomoneda (petrobolívar) que recientemente han creado allí.
¿Cómo va a funcionar la tasa de cambio entre estos dos patrones monetarios? Nadie lo sabe con certeza. Con una inflación de 1 millón por ciento anual es muy probable que la eliminación de los 5 ceros al bolívar tradicional no dure mucho tiempo. Y con un desplome como el que se está viendo en la producción petrolera tampoco es claro que el anclaje a la nueva criptomoneda vaya a ser estable.
En resumen: Venezuela comienza a partir de mañana una procelosa navegación por aguas desconocidas, llenas de turbulencias, que no las van a amainar con meros cambios nominales en sus signos monetarios.
Y una última razón para el escepticismo: el Presidente Maduro dice estar confiado en que la gran reforma monetaria va a funcionar muy bien porque el mismo la diseñó hasta sus mínimos detalles. ¿Maduro, diseñador de reformas monetarias? Uhm…
Lo que le suceda a la economía venezolana no debe sernos ajeno a los colombianos. Ya contamos con cerca de 1 millón de inmigrantes del vecino país que han salido huyéndole a la miseria y al desorden monetario que una hiperinflación de estas magnitudes genera. Si esta reforma monetaria no funciona – y la mayoría de los observadores independientes piensa que no va a funcionar – no sería sorprendente que al cabo de 1 año ya no sean 1 si no 2 millones de Venezolanos los que busquen refugio y sosiego en tierras colombianas.
*ExMinistro de Estado