HOY DIARIO DEL MAGDALENA
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Yerry nos une

Los últimos han sido unos días gratos.  De unidad entre los colombianos y esa unidad bien la simboliza el futbolista de Guachené, Yerry Mina. La mancha amarilla en Rusia, en nuestro país y en muchas partes del mundo, latió con un sólo corazón. Vibró con los goles del defensa, se angustió con la lesión de James, se indignó con el árbitro norteamericano y lloró la derrota frente a los ingleses. Este carrusel de emociones nos recordó que es mucho más lo que nos une que lo que nos separa. Que no hay polarización estratégica y artificial que funcione frente a un gol de la selección Colombia.

Pero, ¿qué es lo que nos une?  Fuimos felices al ver lucirse en todo su esplendor futbolístico a un muchacho humilde, transparente y creyente como Yerry Mina, quién ha hecho una carrera a punta de sacrificios y negaciones. Que viene además de estar guardado, de permanecer en la banca en su equipo, el Barcelona. Ver el tesón y sobre todo la alegría y el profesionalismo de un ídolo que viene de abajo. Hijo de Eulises, un padre deportista y una madre, Marianella,  que lavó ropa, limpió y cocinó en casas ajenas, para ayudar a llevar comida a su mesa.

¿De qué está hecho Yerry? La respuesta de Eulises Mina, su padre, a una entrevista de El Tiempo lo dibuja de cuerpo entero: «De puro sacrificio y amor, de humildad y tranquilidad, de verraquera y sacrificio porque también le tocó duro. Es una persona muy bondadosa y quiere ayudar a través de su Fundación. Nosotros somos guacheneceños. Nuestra población es humilde y por eso quisimos al ver tanta necesidad en nuestro querido Guachené armar la Fundación Yerry Mina para ayudar a niños, niñas y jóvenes de la población. Construimos una edificación que tiene un salón para que los niños vean películas, otro para reforzamiento escolar y una sala de baile, para que los niños practiquen el baile del pueblo».

Son profetas en su tierra. Lo que les ha llegado, lo comparten. «Si la bendición de Dios nos llegó siendo humildes, no podemos cambiar ahora», concluye el padre.

En uno de los momentos de mayor dicha, cuando Yerry marcó el gol contra Inglaterra en el minuto 93, sus gestos y palabras mostraron la base sobre la que construye su estabilidad. Señaló al cielo y dijo: «La gloria es para Dios»

Y en el momento de mayor tristeza, en medio de las lágrimas, también da gracias: «Dios me dio el talento pero no tenía que demostrar nada a nadie. Yo siempre he estado tranquilo, con los pies en la tierra y los ojos en el cielo. No les dimos la alegría que querían, pero gracias por el apoyo».

El gol de Yerry contra Inglaterra ya entró a la categoría de los goles históricos, como el olímpico de Marcos Coll en 1966 en el mundial de Chile o el de Rincón contra Alemania, que remató el pase de Valderrama en el mundial de Italia 1990.

¡GRACIAS! Yerry por el cabezazo que por un instante mandó la polarización al fondo de la red.

*Periodista y Defensora de DD.HH.

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