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Preocupantes resultados del trabajo de Andrés Bodensiek, quien constata que entre 2022 y 2024 el número de personas que sufren de inseguridad alimentaria ha aumentado en 1,5 millones. Hoy tenemos la cifra más alta de familias con hambre en la historia del país (36,5%) aparte de la pandemia. A esto súmele 330 mil familias (y 60 mil adicionales anuales) que están en vilo, a pesar de anuncios parciales, por falta de respuestas respecto a su acceso a la educación superior, al poner en dificultades al Icetex. No sobra incluir, además, que de la meta 500 mil nuevos cupos de acceso a la educación superior, únicamente se cumple un 13%.
Algo similar podría predicarse del sistema de salud, que alcanzó en octubre un pico histórico de 186 mil quejas (creciendo 40% anualmente) y un crecimiento en cancelación de cirugías del 30%. Y como si fuese poco, en vivienda, a febrero de 2024 las ventas de vivienda VIS sumaban 20 meses seguidos en negativo y una caída anual del -23% en ventas y -37% en iniciaciones, con malas perspectivas a 2025.
La conclusión es que, a pesar de tanto discurso, seguimos siendo incapaces de dar respuestas efectivas en los temas de vivienda, educación, salud y alimentación básica. Quizás por esto, como lo expresa la gente en la calle, existe una profunda desesperanza en la juventud sobre el futuro de país, para pelados que ni consiguen empleo, ni acceso a financiamiento (excepto en el gota a gota o paga diario), ni logran acceder a la educación superior. Todo lo anterior engrosa la lista de migrantes o ninis (jóvenes que ni estudian ni trabajan).
La apuesta más importante y urgente hoy y mañana, es meterle más empatía, “menos iniciativa y más acabativa” a respuestas sociales en estos frentes. Ser hoy según el Banco Mundial el tercer país más inequitativo del mundo, tiene que ser la prioridad de un verdadero cambio.
Por qué no podemos implementar una estrategia de educación que con ciclos cortos en habilidades digitales, bilingüismo y capacidad para emprender, llegue en tres años a 3 millones de jóvenes ninis, por qué no retomar de nuevo y agresivamente el doble de subsidios VIS y una estrategia de subsidio en tasas no VIS para activar construcción, empleo y acceso a vivienda, por qué no buscar que el 100% de colegios oficiales tengan jornada completa en Colombia en 3 años y un currículo único y evaluable por competencias con decisiones sobre los resultados de la evaluación docente, por qué no usar el fondo de garantías y la obligatoriedad de datos abiertos para que haya más competencia al sistema financiero y menos créditos “gota a gota”, por qué no construir desde lo construido del gobierno actual para acelerar (con o sin ley de pensiones) el apoyo a adultos mayores y una batería de centros de atención primaria en salud en zonas rurales y finalmente por qué no motivar una estrategia integral de lucha contra la informalidad laboral y empresarial con menos costos parafiscales.
El camino es dejar tanta carreta y con acciones efectivas responder a esta que es la primera necesidad del ciudadano, y la primera responsabilidad que tenemos como sociedad.
*Rector Universidad EIA
*Exministro de Estado