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Dos proyectos de Ley que se discuten en el Congreso y piden tipificar la violencia vicaria tienen consideraciones diferentes. Uno, el del Pacto Histórico, la cataloga como una agresión basada en género. El otro, de la autoría de la senadora conservadora Nadia Blel, lo define como un delito que también puede darse de la mujer hacia el hombre. Por esta tesis se inclinó la Defensora.
Iris Marín citó la columna de El Tiempo que puso en agenda el tema, que está varado en el Congreso por el cruce de conceptos. «Interesante análisis. Importante tipificar como delito la violencia vicaria. La prioridad en el debate deben ser las niñas y niños», publicó en su cuenta de X.
Pero también se sumó al debate de si debe considerarse o no un delito de género. Para la Defensora, «la lucha por la igualdad es contra el machismo, no contra los hombres. El machismo habita en la cultura (en hombres y mujeres). La igualdad de género beneficia a hombres y mujeres».
Con este mensaje, se deja entrever que la Defensoría se inclina por el proyecto que no encasilla la violencia vicaria como una agresión machista, sino como el uso de las niñas y los niños como medio para dañar tanto a la madre como al padre.
Esta violencia abarca diferentes tipos de abusos contra los menores de edad. Según la Secretaría de la Mujer, que lo clasifica como una acción misógina, incluye la manipulación emocional, cuando se utiliza a los hijos para controlar psicológicamente a la madre; el descuido o abuso, cuando se pone en peligro a los menores para preocuparla, y la interferencia, cuando se busca interrumpir el vínculo afectivo entre ellos.
El choque de trenes
El proyecto del Pacto, de la representante Alexandra Vásquez, se enfoca en el reconocimiento -más no en la penalización- de la violencia vicaria como un maltrato exclusivo de los hombres hacia las mujeres. La autora considera que por la cantidad de casos en los que la víctima es la madre, el origen de esta agresión es el machismo que busca ejercer un control sobre ellas.
«La violencia vicaria es aquella forma de violencia contra las mujeres en la que se utiliza a los hijos e hijas y personas significativas para ellas, como un medio para dañarlas o producirles sufrimiento irreversible contra las madres», se lee en la propuesta legislativa.
Cuando la agresora es la mujer, que utiliza a sus hijos para hacerles daño al padre, el proyecto considera que no tiene motivaciones de género, y que, al ser pocos, los casos pueden tramitarse bajo el delito de violencia intrafamiliar.
Por otro lado, el proyecto conservador -conocido como ley Gabriel Esteban en honor del niño asesinado por su papá en un hotel de Melgar- sí penaliza la violencia vicaria y le quita la etiqueta sexista. Propone agregar el delito de homicidio vicario al Código Penal, un crimen por el cual tanto el asesino, en el caso del padre, como la asesina, en el de la madre, tendrían que cumplir una condena de 40 a 60 años de prisión.
Al tener naturalezas diferentes, las congresistas no han contemplado la unificación de los proyectos que se tramitan en paralelo, uno en Cámara y el otro en Senado. Vásquez, que tiene la bendición de varias organizaciones sociales, ha hecho pública su preocupación que al no considerarse la vicaria como una forma de violencia de género, pueda ser utilizada como forma de perseguir penalmente a la madre.
Según Palacios, la Fundación contra la Violencia Vicaria ha recibido 6.000 denuncias de agresiones de este tipo entre enero de 2023 y noviembre de 2024.
/ElTiempo